Reprogramación y Biodecodificación

Reprogramación y biodecodificación de la agresión física

agresión física

La agresión física, es una experiencia profundamente dolorosa que trasciende lo físico para impactar la psique y el alma de quien la sufre. Desde la perspectiva de la reprogramación y la biodecodificación, estas terapias emergentes ofrecen un marco para comprender y transformar los traumas asociados a la violencia, especialmente cuando proviene de otro humano que hostiga o agrede.

Estas disciplinas, inspiradas en el trabajo de figuras, como: Marian Rojas Estapé, Enric Corbera, Boris Cyrulnik, Viviana González De Marco, Allan Schore, Peter Levine, Francine Shapiro y otros pioneros en la sanación emocional, sugieren que nada ocurre por casualidad en la vida de un ser humano. Cada experiencia, incluso las más duras como la agresión física, lleva consigo un propósito de aprendizaje y crecimiento espiritual.

¿A qué viene el humano a aprender por medio de la agresión física?

Desde la óptica de la biodecodificación, la agresión física no es un castigo aleatorio, sino un espejo que refleja conflictos internos y transgeneracionales. El ser humano que experimenta esta violencia, podría estar enfrentando una lección clave: aprender a establecer límites, recuperar su poder personal o sanar una herida ancestral de sumisión o dominio. Por ejemplo, un individuo que sufre hostigamiento físico podría estar repitiendo un patrón heredado de un ancestro que vivió opresión, como un esclavo, un soldado o una víctima de violencia doméstica. Este ciclo se repite hasta que la conciencia lo interrumpe.

El aprendizaje, también puede estar relacionado con el desarrollo de la resiliencia y la compasión. Al ser agredido, el alma se ve obligada a confrontar el dolor, lo que puede llevarla a cultivar una empatía profunda hacia los demás, que han pasado por experiencias similares. Además, esta vivencia puede enseñar la importancia de la autoafirmación y la protección personal, habilidades que, si no se desarrollan, perpetúan la vulnerabilidad. En un nivel espiritual, se dice que el agresor y la víctima están conectados en un contrato de almas, donde ambos tienen algo que aprender: el agresor podría estar proyectando su propia rabia interna, mientras que la víctima aprende a trascender el miedo y la impotencia.

¿Hay alguien del clan femenino o masculino que ha pasado por lo mismo?

En muchos casos, la biodecodificación sugiere que los traumas físicos tienen raíces en el árbol genealógico. Una mujer o un hombre del clan podría haber enfrentado abusos similares en el pasado, ya sea una abuela golpeada por su esposo, un abuelo herido en una guerra o un tío víctima de bullying físico. Estas experiencias, dejan una huella emocional que se transmite a través de las generaciones, no en los genes en sí, sino en las memorias emocionales y los patrones de comportamiento. El alma que encarna en este plano y sufre agresión física podría estar actuando como un «sanador transgeneracional», asumiendo conscientemente o inconscientemente el rol de liberar a su linaje de ese dolor.

Por ejemplo: una mujer que sufre violencia de pareja, podría estar sanando el trauma de una bisabuela que vivió en silencio los golpes de su esposo, mientras que un hombre agredido en la infancia podría estar liberando la carga de un antepasado que fue castigado físicamente como norma cultural. Este rol de sanador no solo beneficia al individuo, sino que envía una onda de curación a todo el sistema familiar, rompiendo ciclos de violencia que podrían haberse perpetuado durante siglos. La clave está en que esta alma, al tomar conciencia de su propósito, transforma el sufrimiento en una herramienta de luz para otros.

Qué debe sanar específicamente

El proceso de sanación en la reprogramación y biodecodificación de la agresión física, implica abordar múltiples capas del ser. Los aspectos específicos que el paciente debe sanar incluyen:

  • Miedo y trauma acumulado: La agresión física, deja una marca de terror que puede manifestarse como ansiedad, pesadillas o hipervigilancia. Sanar, esto implica liberar la memoria celular de esos momentos de peligro.
  • Sentimiento de impotencia: Muchas víctimas internalizan la creencia de que no pueden defenderse, lo que erosiona su autoestima. La reprogramación, busca restaurar el sentido de poder personal.
  • Rabia reprimida: El dolor de ser agredido, puede generar ira hacia el agresor o hacia uno mismo, por no haber evadido el ataque. Esta emoción, debe ser reconocida y canalizada constructivamente.
  • Patrones transgeneracionales: Herencias como la sumisión, el sacrificio o la normalización de la violencia deben ser identificadas y disueltas para evitar que se repitan.
  • Desconexión corporal: La agresión, puede llevar a un rechazo del cuerpo, visto como vulnerable o traicionero. La sanación, incluye reconectar con el cuerpo desde el amor y la gratitud.

Este proceso, no elimina el recuerdo del evento, sino que cambia la carga emocional asociada, permitiendo al individuo vivir sin que el pasado lo esclavice. La biodecodificación, sugiere que los síntomas físicos (dolores, tensiones) o psicológicos (depresión, baja autoestima) derivados de la agresión, son señales de estas heridas no sanadas, y al abordarlas, el cuerpo y la mente encuentran equilibrio.

Dos ejercicios prácticos

Ejercicio 1: Liberación de la impotencia

Este ejercicio ayuda a recuperar el poder personal perdido tras una agresión física.

  • Paso 1: Busca un lugar tranquilo y siéntate cómodamente. Cierra los ojos y respira profundamente durante un minuto.
  • Paso 2: Visualiza el momento de la agresión como si fuera una película en pausa. Observa la escena sin juzgarte.
  • Paso 3: Imagina que una versión más fuerte de ti entra en la escena. Esta versión te abraza y te dice: «Estoy aquí, estás a salvo, tienes poder».
  • Paso 4: Permite que esa versión te ayude a salir de la escena, llevándote a un lugar de paz (como un bosque o una playa).
  • Paso 5: Escribe una afirmación como «Reclamo mi poder y libero el pasado» y repítela tres veces al día durante una semana.
Ejercicio 2: Sanación transgeneracional

Este ejercicio, conecta con el linaje para sanar patrones de violencia.

  • Paso 1: Dibuja tu árbol genealógico con nombres de al menos tres generaciones (padres, abuelos).
  • Paso 2: Reflexiona y anota si alguno de ellos sufrió agresión física o vivió en un entorno violento.
  • Paso 3: Cierra los ojos y visualiza a esa persona. Di en voz alta: «Te libero de tu dolor y te agradezco por tu fuerza. Yo elijo sanar este ciclo».
  • Paso 4: Imagina una luz dorada que envuelve a esa persona y luego a ti, disolviendo la carga emocional.
  • Paso 5: Repite este ejercicio cada noche durante cinco días, notando cualquier cambio en tu cuerpo o emociones.

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