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Los hombres no deben ser emocionales ¿Por qué no? Desmontando mitos

Los hombres no deben ser emocionales ¿Por qué no? Desmontando mitos

Los hombres no deben ser emocionales

Como psicoterapeuta con más de quince años de experiencia trabajando con hombres, que luchan por reconciliarse con sus emociones, he presenciado de primera mano cómo el mandato cultural de «los hombres no deben ser emocionales», se convierte en una cárcel invisible. Este estereotipo, arraigado en una sociedad machista, no solo es obsoleto, sino profundamente dañino.

¿Por qué no deben los hombres ser emocionales? La respuesta es simple: sí deben serlo, y negarlo, es contraproducente para su salud mental, relaciones y bienestar general. En este ensayo, exploraré por qué este mito persiste, si realmente se cree que los hombres no deben mostrar sentimiento alguno, y cómo la sociedad machista –histórica y contemporánea– ha perpetuado esta idea.

Mi enfoque, se basa en teorías psicológicas como la de la masculinidad tóxica, estudios empíricos y mi práctica clínica, para desmontar estos prejuicios y promover una masculinidad saludable.

¿Por qué los hombres no deben ser emocionales?

Comencemos por cuestionar el «por qué no». La idea de que los hombres no deben ser emocionales, surge de estereotipos de género que equiparan la masculinidad con la estoicidad, la fuerza física y la represión emocional. Pero, ¿por qué no deberían serlo? Recuerdo a mi hermano de pequeño, pedir permiso para llorar y a mi me angustiaba porque como era varón no debía expresar emoción alguna y me parecía terrible.

Lo mismo mi padre, la única vez que lo vi llorar, fue cuando mi abuela paterna falleció… Es muy triste que una sociedad machista haya marcado a tantos hombres por no emitir emociones y sentimientos.

Pero, desde una perspectiva psicológica, expresar emociones, es esencial para la regulación emocional y el procesamiento cognitivo. Según la teoría cognitivo-conductual de Aaron Beck, reprimir emociones y sentimientos como la tristeza, el miedo o la vulnerabilidad genera distorsiones cognitivas, como la creencia de que «mostrar debilidad me hace menos hombre«.

Esto no solo es falso, sino que ignora la biología: los hombres, al igual que las mujeres, tienen un sistema límbico que procesa emociones. Negarlo, equivale a ignorar una parte fundamental de la humanidad. A ti, si estás leyendo esto y eres hombre, nunca, jamás reprimas tus emociones.

Un caso en mi consulta

En mi consulta, hombres que han internalizado este mandato reportan mayor aislamiento; uno de mis pacientes, un ejecutivo de 45 años, confesó: «Me enseñaron que llorar, es para débiles, pero ahora no sé cómo conectar con mis hijos».

La ciencia respalda esto: un meta-análisis de la Asociación Americana de Psicología (APA), indica que la represión emocional en hombres, aumenta el riesgo de depresión en un 30%, ya que impide la catarsis natural. La represión no es buena y lo voy a repetir mil veces para que no se reprima algo natural que lo tenemos mujeres y hombres que son las emociones y sentimientos.

Además, ser emocional no implica debilidad; al contrario, fortalece la resiliencia. Viktor Frankl, en su logoterapia, enfatiza que el significado surge de confrontar emociones, no de evadirlas. Los hombres que expresan sus sentimientos desarrollan mejor empatía, lo que mejora relaciones interpersonales y profesionales. En terapia de pareja, veo cómo hombres «no emocionales» generan conflictos por su aparente frialdad, pero al aprender a verbalizar, como en ejercicios de comunicación asertiva, transforman sus vínculos.

¿Por qué no, entonces? Porque la sociedad machista ha impuesto un ideal de masculinidad que prioriza el control sobre la autenticidad, pero desmontarlo libera. Estudios muestran que hombres con mayor inteligencia emocional (IE), tienen tasas de éxito laboral un 20% más altas, según Daniel Goleman en su libro «Inteligencia Emocional». Ser emocional es, en realidad, una fortaleza evolutiva: permite adaptarse a cambios, como los actuales desafíos pos-pandemia.

Cuando dicen: ¡Aguanta como hombre!

Ahora, abordemos si se cree que el hombre no debe mostrar sentimiento alguno. Este estereotipo no es absoluto, pero es prevalente. En muchas culturas, se asocia la masculinidad con la invulnerabilidad: «los hombres no lloran», «aguanta como un hombre». Esto, no significa que se espere cero emociones –la ira o el orgullo se permiten, ya que se ven «masculinos»– pero se reprime la vulnerabilidad, como la tristeza o el miedo.

La psicología social, explica esto mediante el concepto de «roles de género prescritos», donde los hombres son socializados para ser proveedores estoicos, mientras las mujeres son «cuidadoras emocionales».

Un estudio de la Universidad de Michigan revela que el 60% de hombres, evitan expresar tristeza por temor al juicio, lo que lleva a «alexitimia» (dificultad para identificar emociones). En mi práctica, esto se manifiesta en hombres que acuden a terapia solo cuando el colapso es inminente, como en casos de burnout o divorcios.

Si haces algo que va contra la masculinidad

Esta creencia, no es innata; es aprendida desde la infancia. Padres, medios y pares, refuerzan que «los chicos no juegan con muñecas» o «no se quejan». Películas como las de acción, perpetúan héroes impasibles, ignorando que la represión emocional eleva cortisol crónico, aumentando riesgos cardíacos en un 25% en hombres, según la APA. Se cree, que no deben mostrar sentimientos porque se asocia con feminidad, y en una sociedad patriarcal, eso se desvalora.

Sin embargo, esta rigidez genera aislamiento: los hombres tienen menos redes de apoyo emocional, lo que explica tasas de suicidio tres veces mayores que en mujeres. En terapia, ayudo a redefinir: mostrar emociones es coraje, no debilidad.

¿Fue y es la sociedad machista la que dice que los hombres no deben ser emocionales? Absolutamente sí. El machismo, como sistema de creencias que privilegia lo masculino sobre lo femenino, ha histórico y culturalmente reprimido la emocionalidad en hombres para mantener el poder.

«El ser Macho»

En la Antigua Grecia, Aristóteles ya diferenciaba: hombres racionales, mujeres emocionales. Durante la Revolución Industrial, se reforzó el ideal del «hombre proveedor» estoico, desvinculado de lo afectivo para enfocarse en el trabajo. En Latinoamérica y España, el «machismo» cultural –heredado del colonialismo– idealiza al «macho» invulnerable, como en refranes como «los hombres no lloran». Un estudio en México muestra que el 80% de hombres, internalizan estos roles, llevando a represión emocional. Y, eso parece que no, pero los coarta emocionalmente.

Hoy, la masculinidad tóxica –término acuñado por Shepherd Bliss en los 80– perpetúa esto: presiones para ser agresivos, dominantes y emocionalmente reprimidos. La APA en 2018, publicó guías reconociendo que estos estereotipos dañan la salud mental, aumentando depresión y ansiedad. En sociedades machistas, los hombres que expresan emociones, enfrentan estigma: «maricón» o «débil».

Esto, genera un ciclo: represión lleva a explosiones (violencia) o implosiones (adicciones). Investigaciones en España, indican que el machismo correlaciona con mayor estrés en hombres, ya que no buscan ayuda psicológica por vergüenza y eso es una realidad muy triste. Feminismo y movimientos como #MeToo han desafiado esto, promoviendo masculinidades positivas, pero el machismo, persiste en publicidad, deportes y política. ¿Por qué? porque no tienen personalidad.

Aislamiento social y problemas relacionales

El impacto es profundo: hombres con masculinidad tóxica, tienen mayor riesgo de aislamiento social y problemas relacionales. En terapia, veo cómo esto afecta paternidad: padres reprimidos crían hijos igual. Un estudio de la Universidad de Columbia, muestra que hombres que expresan emociones tienen relaciones más estables. La sociedad machista, no solo oprime a mujeres, sino a hombres, limitando su humanidad plena.

Para contrarrestar, propongo una masculinidad inclusiva: hombres que integran emociones como fuerza. En mi práctica, uso terapia cognitivo-conductual para desafiar creencias limitantes, fomentando diarios emocionales o grupos de apoyo. Beneficios y ventajas: mejor salud cardiovascular, menor ansiedad, mayor empatía. Sociedades como Escandinavia, con igualdad de género, muestran hombres más emocionales y felices.

En conclusión, los hombres deben ser emocionales porque es humano y saludable. El mito de no mostrar sentimientos, es un constructo machista que daña. Desmontarlo requiere educación, terapia y cambio cultural. Como psicoterapeuta, invito a hombres a abrazar sus emociones: es el verdadero acto de valentía.

Ejercicios prácticos

  1. Ejercicio de diario emocional: Dedica 10 minutos diarios a escribir tres emociones sentidas ese día (ej. tristeza, alegría, frustración). Describe qué las causó y cómo las expresaste. Repite por una semana para identificar patrones de represión y fomentar expresión.
  2. Ejercicio de vulnerabilidad compartida: Elige un amigo de confianza y comparte un sentimiento «débil» (ej. miedo a fallar). Pregunta por el suyo. Practica semanalmente para normalizar la emocionalidad y reducir estigma.

Taller online: «Masculinidad emocional: Liberando el poder interno»

Este taller virtual de 2 horas, facilitado por mí como psicoterapeuta, explora mitos machistas, impactos en salud mental y herramientas para expresar emociones.

Incluye ejercicios grupales, discusiones y meditaciones.

Precio: 120 euros por participante (grupos de 8-12). Pagando por Bizum

Inscripciones en: conexionmentalycorporativo@gmail.com

About Conexion Mental y Corporativo

Viviana González De Marco es Psicoterapeuta y Coach Empresarial.

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