Perder un cargo puede doler, pero, perder la claridad de quién eres…duele más
Este texto está escrito para quienes alguna vez lideraron, sostuvieron, construyeron, dieron respuestas… Y hoy se encontraron en silencio, sin un rol claro, preguntándose:»¿Quién soy si ya no soy lo que hacía?» Perder un cargo puede doler, pero, perder la claridad de quién eres… duele más.
Perder un cargo, no solo afecta la rutina o la economía. Afecta al alma. Siente confusión, dolor, no sabe cómo explicar esos sentimientos y emociones que se siente.
Quien ha tenido una posición de liderazgo —formal o informal— sabe que el rol se vuelve una segunda piel. Se transforma en una identidad. Uno deja de ser simplemente Juan, María o Abel, para pasar a ser el gerente, la directora, el responsable, el que decide, la que resuelve, el que todos consultan. Y cuando ese título se va… queda un vacío que no siempre se puede explicar con palabras, pero sí se puede sentir en el pecho.
Ese vacío tiene nombre: pérdida de identidad.
Y es importante entenderlo, porque solo lo que se reconoce se puede transformar.
¿Por qué perder un cargo duele más de lo que imaginamos?
Muchos minimizan la experiencia, diciendo frases como:
- “Bueno, ya saldrá algo mejor.”
- “No te preocupes, volverás a estar arriba.”
- “Aprovechá para descansar.”
Pero no se trata solo de conseguir otro empleo. Se trata de volver a encontrarse a uno misma/o, sin depender de un título.
Cuando un cargo se sostiene durante años, no solo da ingresos:
- Da estructura. Marcaba horarios, responsabilidades, decisiones diarias.
- Da identidad. Te presentabas diciendo “Soy…” en función del cargo.
- Da validación. Otros te reconocían, te necesitaban, te consultaban.
- Da sensación de control. Tenías influencia, conocías el terreno.
Perderlo, no solo es un cambio externo. Es una crisis existencial silenciosa.
La identidad prestada
Durante años, quizás creíste que tu valor venía de:
- Lo que producías.
- Lo que dirigías.
- Lo que controlabas.
- Las decisiones que tomabas.
- La cantidad de personas que dependían de vos.
Y ahora que ya no estás en ese lugar… aparece el pensamiento:
“Si ya no lidero… ¿importo?”
Aquí está el núcleo del dolor: confundir el hacer con el ser.
Tu cargo era una función. No tu esencia.
Cuando te presentabas como “Director de Operaciones”, “Jefa de Recursos Humanos”, “Dueño de tal empresa”, eso era solo una parte de tu identidad. Pero, la mente se acostumbra a resumirse en lo que otros reconocen. Y un día, si ese reconocimiento deja de llegar, la mente se desorienta.
El verdadero duelo no es por la empresa, la oficina o los proyectos.
El duelo, es por la versión de vos mismo que creías necesaria para que te valoren.
¿Qué pasa psicológicamente cuando se pierde un rol?
Desde la psicoterapia, hablamos del desprendimiento del yo profesional.
Desde el coaching, lo llamamos ruptura de identidad funcional.
Ambos conceptos, describen lo mismo: cuando un rol externo se cae, la mente debe reorganizarse internamente para no entrar en colapso emocional.
Las respuestas que suelen aparecer son:
- Confusión: “¿Qué hago ahora? ¿Por dónde empiezo?”
- Vergüenza: “¿Qué dirán si me ven sin trabajo?”
- Rabia: “Después de todo lo que di, ¿esto es lo que recibo?”
- Tristeza: “Extraño sentirme útil, tomado en cuenta.”
- Aislamiento: “Prefiero no hablar con nadie para no dar explicaciones.”
- Miedo al futuro: “¿Y si nunca vuelvo a tener una posición así?”
Estas reacciones no son debilidad. Son el sistema emocional tratando de reacomodarse.
El problema no es perder el cargo.
El problema, es quedarse sin propósito.
Hay personas que recuperan un nuevo trabajo pero siguen rotas por dentro.
Porque lo que perdieron no fue un empleo: perdieron el sentido.
La verdadera estabilidad, no viene de la empresa que te contrata ni del equipo que lideras.
Viene de saber quién sos, incluso cuando nadie te aplaude.
El momento clave: ¿vas a reconstruirte desde la herida o desde la conciencia?
Hay dos caminos después de una pérdida de rol:
| Camino de la reacción | Camino de la transformación |
|---|---|
| Buscar rápido otro cargo para tapar el vacío | Tomarse el tiempo de redefinir identidad |
| Actuar desde la urgencia y el ego herido | Actuar desde el propósito |
| Repetir el mismo patrón | Crear una versión mejor integrada de uno mismo |
| Defender lo que fuiste | Diseñar lo que estás listo para ser |
Uno genera más ansiedad. El otro, verdadera evolución.
DOS EJERCICIOS PARA REPROGRAMAR TU IDENTIDAD
Ejercicio 1: “Yo sin cargo sigo siendo…”
En una hoja, escribí 10 frases que empiecen con:
“Aunque ya no tengo ese cargo, sigo siendo alguien que…”
Ejemplos:
- …sabe resolver problemas complejos.
- …inspira a otros con su visión.
- …cuida a su equipo aunque no tenga un equipo asignado.
- …aprende rápido y reacciona con estrategia.
Leelo en voz alta todos los días.
Tu mente necesita escucharte.
Ejercicio 2: Diseño de nueva misión personal
Respondé estas tres preguntas:
- ¿Qué habilidad mía impacta positivamente en otros, aunque no tenga cargo?
- ¿Qué tema o causa me sigue apasionando, incluso sin que me paguen por ello?
- ¿Cómo puedo servir desde lo que soy, no desde lo que tengo?
Con esas respuestas, escribí una declaración de propósito en presente, por ejemplo:
“Hoy elijo liderar desde mi experiencia, no desde mi título. Mi voz es útil, mi visión es necesaria y mi valor no depende de un cargo, sino de mi claridad.”
Pegala en el espejo. Recordala cada día.
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Metodología: Psicoterapia + Coaching Estratégico + Reprogramación de creencias
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✔ Sanar la herida del reconocimiento perdido
✔ Reprogramar tu autoestima para que no dependa de un título
✔ Redefinir tu rol en el mundo desde tu esencia
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Inversión:
- Individual: 150 €
- Con acompañamiento 1:1 durante el proceso: 220 €
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✔ Cuaderno de trabajo + audio de reprogramación guiada
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Mensaje final
Perder un cargo puede doler. Pero, perderte a vos mismo en el proceso… eso sí que no te lo podes permitir.
Hoy no estás en caída. Estás en transición. Y hay una gran diferencia entre derrumbarse y reedificarse.
Tu título era un escenario. Tu identidad es tu luz. Y la luz, aunque la tapen, no se apaga.