Reprogramación y Biodecodificación

Reprogramación y biodecodificación: Sanar mirando con amor lo que dolió

Reprogramación y biodecodificación: Sanar no es olvidar, es aprender a mirar con amor lo que dolió

Como psicoterapeuta, he acompañado a muchas personas en su camino hacia la sanación, y una de las ideas más transformadoras que he observado, es que sanar no implica borrar el pasado ni fingir que el dolor nunca existió. Por el contrario, sanar es un proceso activo de aprendizajes, una invitación a mirar con amor y compasión las heridas que alguna vez nos marcaron. Esta perspectiva, desafía la creencia común de que superar un trauma o una pérdida significa dejarlo atrás por completo. En lugar de eso, implica integrar esas experiencias en nuestra narrativa personal, dándoles un nuevo significado que nos empodere en lugar de limitarnos. Como bien dice el título: Reprogramación y biodecodificación: Sanar no es olvidar, es aprender a mirar con amor lo que dolió, cuesta en un principio, pero luego de transformar, se siente una paz que jamás hayas experimentado antes.

El dolor, ya sea causado por una traición, una pérdida, un fracaso o un abuso, deja huellas profundas en nuestra psique y cuerpo. Durante mucho tiempo, la sociedad ha promovido la idea de que debemos «superar» estas experiencias rápidamente, como si el olvido fuera la meta final. Sin embargo, este enfoque puede generar una desconexión interna, donde reprimimos emociones no resueltas que tarde o temprano resurgen. Sanar, desde una óptica terapéutica, es reconocer que esas heridas son parte de nuestra historia, pero no definen nuestro valor ni nuestro futuro. Es aprender a mirarlas con gentileza, entendiendo que el sufrimiento nos ha enseñado resiliencia, empatía y fuerza.

Este proceso comienza con la aceptación. Aceptar no significa resignarse o justificar lo que ocurrió, sino tomar conciencia de que el pasado ya no tiene poder sobre nosotros a menos que le demos permiso para ello. La aceptación, es el primer paso para desarmar la carga emocional que llevamos. A menudo, las personas llegan a terapia con la esperanza de «borrar» un recuerdo doloroso, pero con el tiempo descubren que el alivio no viene de la amnesia, sino de transformar la relación con ese recuerdo. Mirar con amor lo que dolió, implica practicar la autocompasión, un acto revolucionario que nos permite perdonarnos por haber sufrido y por las decisiones que tomamos en medio de ese dolor.

La neurociencia, respalda esta idea. Cuando experimentamos un trauma, nuestro cerebro, especialmente la amígdala, queda en un estado de alerta constante, lo que puede manifestarse en ansiedad, pesadillas o reacciones desproporcionadas ante ciertos desencadenantes. Sin embargo, a través de prácticas como la mindfulness o la terapia cognitivo-conductual, podemos reentrenar nuestra mente para responder de manera diferente. Estudios muestran que la autorreflexión compasiva reduce la actividad en la amígdala y aumenta la conectividad en la corteza prefrontal, la región asociada con la regulación emocional. Esto sugiere que mirar con amor no es solo una metáfora poética, sino un acto neurobiológico que fomenta la curación.

Otro aspecto clave es la narrativa personal. Las historias que nos contamos sobre nuestras heridas moldean cómo las vivimos. Si nos vemos como víctimas perpetuas, el dolor se perpetúa. Pero si reescribimos esa narrativa para destacar nuestra capacidad de crecimiento, el mismo evento se convierte en un testimonio de nuestra fortaleza. Por ejemplo: alguien que ha pasado por una ruptura dolorosa puede inicialmente sentirse destruido, pero con el tiempo puede reconocer que esa experiencia le enseñó a valorar sus propios límites y a buscar relaciones más saludables. Este cambio de perspectiva no borra el dolor inicial, pero lo transforma en una fuente de sabiduría.

La compasión hacia una/o misma/o, es un pilar fundamental en este proceso. Muchas personas se culpan por haber «permitido» que las lastimaran o por no haber visto las señales a tiempo. Como terapeuta, invito a mis pacientes a practicar un diálogo interno amable, preguntándose: «¿Qué necesitaba esa versión de mí en ese momento?» Esta pregunta, abre la puerta a la empatía consigo mismos, disolviendo la autocrítica que alimenta el sufrimiento. Mirar con amor lo que dolió, también implica extender esa compasión a quienes nos hirieron, no como una excusa para su comportamiento, sino como un acto de liberación personal. Perdonar no significa condonar; significa soltar el peso que nos ata a ellos.

El proceso de sanación, también involucra el cuerpo. Las emociones reprimidas se almacenan en nuestros músculos y órganos, como lo ha explorado la investigación sobre el trauma de Bessel van der Kolk. Técnicas como el movimiento consciente, la respiración profunda o el yoga pueden ayudar a liberar esa tensión, permitiéndonos reconectar con nosotros mismos. Mirar con amor lo que dolió incluye escuchar las señales físicas que nuestro cuerpo nos envía, tratándolas como aliados en lugar de enemigos.

Ejercicio 1: Carta de autocompasión

Toma un momento tranquilo para ti. Escribe una carta dirigida a ti mismo en el momento en que experimentaste el dolor. Describe lo que sentiste, pero hazlo desde la perspectiva de un amigo amoroso. Usa frases como: «Sé que estabas haciendo lo mejor que podías», «No estabas solo/a, yo estoy aquí contigo ahora» o «Merezcés amor y paz, incluso en medio de esto». Lee la carta en voz alta y deja que las palabras te envuelvan. Repite este ejercicio semanalmente, notando cómo cambia tu percepción con el tiempo.

Ejercicio 2: Ritual de liberación

Elige un objeto simbólico que represente el dolor que quieres sanar (puede ser una piedra, un papel con una palabra escrita o algo que te conecte con esa experiencia). En un espacio seguro, sostén el objeto y reflexiona sobre lo que te enseñó. Luego, con intención, suéltalo: entiérralo, quémalo de forma segura o déjalo en un lugar natural. Mientras lo haces, repite en voz alta o en tu mente: «Miro este dolor con amor y lo libero con gratitud». Este acto simbólico ayuda a cerrar ciclos y a integrar la experiencia.

Taller: Sanar con amor – Transforma tu dolor en fortaleza

  • Duración: 4 semanas (8 horas totales, 2 horas por sesión).
  • Inicio: A convenir
  • Modalidad: Online (vía Google Meet)
  • Contenido:
    • Comprender la diferencia entre olvidar y sanar.
    • Técnicas de autocompasión y reescritura narrativa.
    • Prácticas corporales para liberar tensiones emocionales.
    • Creación de un plan personal de sanación.
    • Espacio de grupo para compartir y apoyarse.
  • Facilitador: Psicoterapeuta con experiencia en trauma y crecimiento personal.
  • Inversión: 150 € (incluye materiales digitales).
  • Inscripción: conexionmentalycorporativo@gmail.com

Este taller, te guiará paso a paso para mirar con amor lo que dolió, transformando tu historia en una fuente de poder. ¡Reserva tu lugar y comienza tu viaje de sanación hoy!

About Conexion Mental y Corporativo

Viviana González De Marco es Psicoterapeuta y Coach Empresarial.

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